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sábado, 16 de abril de 2011

Cartagena, ciudad “Hipergueto”


Por William Alvarez · 13 de Abril del 2011
Estudiante sociología, Universidad del Atlantico

Las ciudades colombianas del siglo XXI están pasando por drásticas transformaciones urbanas. El caso de Cartagena es asombroso, pero al mismo tiempo, inquietante.

Con mucha frecuencia suelo viajar entre esta ciudad y Barranquilla y el escenario que encontramos en los límites de ambas urbes es de total renovación. Edificios con diseños innovadores y modernos sobresalen a la vista junto al hotel Las Américas. Un poco más allá, desde Manzanillo, se piensa levantar una nueva ciudad completamente ajena a Cartagena, sin ningún rasgo tradicional colonial, absolutamente Moderna.

Esto que vemos como desarrollo urbano y económico tiene en el fondo aspectos que contradicen la benevolencia con que se está construyendo el progreso en la ciudad. ¿Acaso nadie se ha preguntado el por qué de la lejanía de dichos conjuntos residenciales y sus diseños extremadamente irreales? Pero no nos precipitemos, esto es más complejo de lo que parece. En primera instancia, la construcción de estos nuevos conjuntos responde al limitado espacio disponible para la clase alta en el ya saturado centro histórico y turístico de Cartagena.



La ciudad se ha quedado corta y la inversión, los gustos, y las tendencias globales se siguen diversificando, lo que la han hecho improductiva. La solución es construir hacia las afueras, cosa brillante, pues hay espacio de sobra, espacio barato valorizado como la espuma por las inmobiliarias extranjeras que ejecutan los proyectos. Pero tenemos otro problema, ya no sabemos quién compra, toda una paradoja.

Si vemos claramente la fisionomía, o tan siquiera, el nombre del conjunto residencial Barcelona de Indias, sabremos de inmediato que se trata de otro espacio fuera de los límites territoriales conocidos de identidad urbana. Barcelona de Indias no hace parte ya de Cartagena ni de Colombia, su idea fue concebida globalmente, esto quiere decir, que es un lugar desterritorializado en el cual no cabe la población local, y sí, tal vez muchos traquetos, mafiosos, testaferros y lavadores de dinero, profesiones netamente colombianas que enferman nuestra sociedad.

Pero aún no he llegado al punto esencial, como verán, este tipo de viviendas se ha convertido en el nuevo estilo de vida para una ciudad ya saturada, inmóvil y cansada del mismo espacio de tránsito. Cartagena ha crecido hacia el norte con elegantes edificios y urbanizaciones resort con una miseria adjunta que se le esconde detrás y arma su propio gueto hacía al sur. Ella tiene la vileza de engrandecer su opulencia desmedida gracias a los parias urbanos en las periferias de los barrios del sur oriente, quienes ponen la mano de obra barata que construye los glamurosos espacios desterritorializados del norte.

Diré entonces, considerando las ideas del sociólogo francés Loïc Wacquand, que en las ciudades contemporáneas está sucediendo algo que se define como hiperguetos, cuando se planea construir locaciones en donde ciertas poblaciones restrinjan y segreguen a otras. No sé ustedes pero me parece oportuno nombrar así a estos nuevos lugares que comparten las características del gueto clásico como el estar segregados, encerrados entre muros distantes y hasta invisibles para la población cercana. ¿Cuántos de nosotros, gente del común, puede conocer de cerca estos lugares y quienes los habitan? Es posible que algunos, pero muchos en su vida verán lejana alguna posibilidad.

Esta es una de las razones por las cuales también se consideró construir en espacios lejanos. Aumentar la brecha de distinción social, poner a los adinerados en extremos inalcanzables y a los pobres y su miseria en el mismo lugar, cada vez más miserables, puesto que éstos también han de convertirse en hiperguetos con una única diferencia, que los primeros controlan el poder de la vigilancia.

El modo en que los hiperguetos de clase alta se conforman urbanamente tiene en su génesis el discurso global del miedo, el de la guerra hacia la otredad, aquello que es extraño y puede atentar contra su libertad. La Cartagena del siglo XXI se ha convertido en una ciudad fragmentada, repleta de luchas simbólicas, exuberante y miserable, segregacionista y racista, incapaz de progresar sin tener que vivir alejada del eterno retorno que la condena.

1 comentario:

  1. Creo que este artículo no tiene la suficiente rigurosidad para establecer un análisis sociológico sobre nuestra realidad.
    si bien utiliza un autor como Loic Wacquand para "mirar" la realidad social, hay otros autores y autoras como Teresa Caldeira y David Harvey que nos ayudarían a explicar mejor los procesos que está viviendo la ciudad de Cartagena.
    Podemos hablar de "enclaves fortificados" que se están desarrollando al exterior de la ciudad amurallada, como extensión de ésta y como zona que estableces los límites entre los que tienen y no tienen. Además, generan unas lógicas entre el espacio y el individuo muy diferentes.
    También lo podemos ver como un proceso capitalista dentro de la ciudad en la que la burguesía necesita un espacio dentro de los límites de esta y acude a espacios que tienen una baja valorización para establecerse y expulsar a sus residentes pobres a través de la ley y la fuerza.

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